Había
decidido con mi entrenador participar en primera prueba internacional de la
temporada en Brescia (Italia), 15 días antes del objetivo de la temporada, la
Contrarreloj de la Copa del Mundo de Maniago (Italia). Aquí debía coger el
punto de forma óptimo para las próximas carreras.
Una
semana después del Gran premio de Jerez, el 29-30 de abril, se disputaba en el
norte de Italia la “Paracycling Cup of Brescia”. El sábado 29 la contrarreloj y
el domingo 30 la prueba en ruta. El miércoles 26 de abril por la tarde, salí de
España rumbo a Italia acompañado de mi buen amigo y presidente del Club
Ciclista Oscense, Miguel Bergua. 1200 km nos separaban de Brescia y tuvimos que
hacer noche en tierras francesas. Llegamos a Italia el jueves por la noche, en
el tiempo previsto pero con una paliza de viaje considerable y eso que apenas
conduje en el trayecto.
El
viernes por la mañana era día de activación y reconocimiento del circuito de
contrarreloj. Me sorprendió el lamentable estado del asfalto, con múltiples
agujeros, baches, curvas peligrosas con grava… vamos todo lo necesario para
tener un percance. Dudé si montar la rueda lenticular delantera o no y al final
decidí hacerlo con Miguel, vi opciones de podio y decidí ir a por todas, a
pesar de que el trazado era muy llano y corto para mis cualidades.
Los
nervios se apoderaron de mi y no conseguí dormir por la noche como esperaba. A
Las 6:00h de la mañana sonaba el despertador, a las 9:23h debía salir en la
crono. Era el sábado 29 de abril y era mi prueba. Tenía un planteamiento de
prueba realizado con mi entrenador, ir constante en vatios para dar lo máximo
en los 2 últimos kilómetros.
Tras
un calentamiento de 45 minutos, fui para la salida. Casco Spiuk de
contrarreloj, mis mejores galas para el evento. Arranqué al ritmo asignado.
Mantuve el ritmo de vatios en la primera vuelta. El pulso estaba demasiado bajo
y eso era señal que podía dar más. Aceleré la velocidad en la segunda vuelta al
observar la distancia que me llevaba el corredor que me precedía, uno de los
favoritos. Conforme me aproximaba a los 2 últimos kilómetros, se aceleraban el
pulso, la velocidad y los vatios, tenía ganas de darlo todo.
Tras
un giro de 180 grados en una rotonda, la última curva, sólo quedaban los dos
kilómetros finales. Entré demasiado rápido, el freno no me respondió como
esperaba y lo apreté con más fuerza bloqueando la rueda delantera que patinó
sobre el asfalto. Iba derecho a la valla de protección cuando el tubular
reventó. Controlé como pude la situación para evitar el golpe y grité de rabia.
Mi prueba había terminado.
Sin
duda me gusta la contrarreloj más que ninguna prueba. Compito contra mi mismo y
no contra los demás. Disfruto y me gusta dar el máximo pero volví a pecar de
inexperiencia y eso que ya llevo muchas carreras. Igual que en el campeonato de
España un trompo me dejó fuera de la disputa del oro, aquí la ansiedad me pudo.
Arriesgué donde no era necesario, igual que en el campeonato de España, no
hubiera ganado 1 segundo por entrar menos rápido pero cuesta aprender y espero
que la lección sea clara para próximas veces. Decepcionado, me subieron en un
coche de la organización y para meta.
Analizando
los tiempos del potenciómetro, hubiera estado en la disputa de las medallas. Que
le vamos a hacer.
El
domingo 30 de abril, a las 10:15 horas, tenía lugar la prueba en ruta. 8
vueltas a un circuito de 5,8 km, total 46 km. Pocos para ser una prueba
internacional. En primer lugar salían los H5 (handbikers sentados), 30 segundos después los H4 y 1 minuto después
de los primeros los H3, mi categoría. Nos posicionan por orden según los
resultados de la prueba del día anterior, la reventar el tubular soy llamado de
los últimos. Me posiciono donde nadie quiere, en el lado derecho de la salida.
A 150 metros de la salida viene una curva de 90 grados cerrada y peligrosa, me
dejan el hueco que nadie quiere pero había observado que esa curva no tiene
acera y eso me permitía trazar la curva más cerrada gracias a la versatilidad
de la Quickie RS Attack en estas lides.
Arranco
con fuerza. Record de pico de vatios esta temporada. Mantengo la intensidad y
entro el primero en la curva. Increíble pero cierto. Al entrar el más cerrado,
salgo por medio del carril y me posiciono perfecto cuando de repente me
sobrepasan corredores por ambos lados, intento seguir ruedas pero van como
cohetes. Los corredores no bajan la intensidad y veo que me falta fuelle para
afrontar los repechos que vienen. 12 corredores me sueltan en el repecho más
duro y vuelvo a pedalear en soledad. Hago varios intentos por volver a llegar
al grupo de cabeza pero poco a poco las distancias se amplían.
Me
pasó lo mismo en la salida del año pasado en la Copa del Mundo de Sudáfrica, lo
di todo en los primeros metros y luego no fui capaz de aguantar el arreón del
grupo tras la curva. Si en Jerez todo había salido perfecto, aquí no. Vuelvo a
aprender la lección. En próximas carreras, aplicaré las enseñanzas.
Observé
en la distancia un grupo de H4 y llegué hasta ellos con esfuerzo. Allí rodaba
otro H3, así que decidí estar un par de vueltas juntos para recuperar
sensaciones, saliendo del rebufo de los H4 ya que no podemos rodar juntos
corredores de diferentes categorías. Al rato, tomé la iniciativa y comencé a
tirar del grupo, eso provocó que los H4 se distanciaran y el H3 se viniera
conmigo.
Al
pasar la línea de meta, disputé el sprint con otro h3 que habíamos alcanzado y
terminé en el puesto 11. Sin duda contento con las sensaciones, decepcionado
con mi salida, de haber aguantado a la cabeza, seguro hubiera mejorado algunos
puestos. Lección aprendida, espero ser capaz aplicarla en próximas carreras.
Gracias
Miguel Bergua Gros por tu inestimable ayuda, gracias Club ciclista Oscense por
vuestro apoyo y gracias a todos los patrocinadores que hacen posible mi
presencia en estas pruebas internacionales. En 15 días vuelvo a competir en
Italia, iré a por todas. GRACIAS